domingo, 29 de abril de 2012

RACE ACROSS IBERICA 2012

Este fin de semana era el marcado con una "X" para afrontar el reto/aventura/locura (como prefirais definirlo...) de cruzar en bicicleta con los X-tension toda la península ibérica, desde Valencia a Lisboa. El reto consistía en realizar los más de 900 km que hay entre estas dos ciudades en el menor tiempo posible, sin parar (sólo para comer algo, cambiarnos de ropa, hacer nuestras necesidades, y poco más...). El tiempo estimado para hacer el recorrido era de 45 horas (a 20 km/h de media), pero nos habíamos dado de tiempo límite 52 horas, para caso de imprevistos... que los hubo!
La ruta prevista era la siguiente:
Salíamos el viernes 27 desde la playa de la Malvarrosa a las 16:15h, así que para empezar con el espíritu de ir de costa a costa, esa mañana me acerco a la playa a darme un baño en el Mediterráneo con el objetivo de darme otro en el Atlántico dos días más tarde!
Y por la tarde, nos reunimos a la altura de los delfines Alex, Alberto, Loren, Joserdo, Héctor y yo para salir. Además, vinieron algunos amigos para desearnos suerte (o para despedirse de nosotros por si no volvíamos vivos... jejeje) y las dos furgonetas que venían a hacernos de asistencia con Jaume, Pepe, Mayte, Miguel Ángel y Loli.
Así que salimos en dirección a Requena (km 84), donde teníamos el primer punto de asistencia, al que llegamos con un poco de adelanto sobre el tiempo previsto. Hasta entonces teníamos un tiempo estupendo: nada de frío pero con nubes, ideal para ir en bici. En aquel punto Alex y Alberto se habían ido por delante ya, aunque en Requena estuvimos juntos un rato.
Desde allí, nos dirigimos hacia Albacete (km 185) con la compañía de Loli, que hizo ese tramo con nosotros. Siguiendo con un tiempo estupendo, llegamos a Albacete con algo más de una hora de adelanto, con lo que sorprendimos a las furgos, que habían parado a cenar y llegamos antes que ellos, con lo que continuamos hasta el siguiente pueblo, Barrax, para que les diera tiempo a llegar. 
Tras esta parada (serían aproximadamente las 2 de la mañana), retrasamos la tercera asistencia para que los conductores pudieran descansar un poco y dormir, fijandola en Manzanares (km 330). Alberto había decidido esperarnos y seguir la ruta con los demás, que ibamos en grupo. Sin embargo, al poco de salir empezó a chispear primero y poco a poco comenzó una suave lluvia. Nos abrigamos y pusimos el chubasquero y seguimos sin problema ya que la lluvia era intermintente y no molestaba mucho.
Al llegar a Ruidera, a las 6 y pico de la mañana, mis acompañantes decidieron parar un rato a echar una cabezadita. Yo estaba helado y no tenía sueño, así que decidí seguir solo ya que me encontraba superbien. El día llegó e incluso salió el sol diez minutitos... pero fue sólo un paréntesis del tiempo: a las 7 y media empezó a llover con bastante fuerza y con viento constante en contra que hacía muy duro el avance. ¡Sólo me quedaban 25 kilómetros para llegar a Manzanares!
Y para rematar, ¡voy y pincho! Como voy tan helado que no tengo sensibilidad ninguna en las manos y me quedaba poco para llegar a la asistencia, decido inflar la rueda y ver si aguanta. Poco después me alcanza Alberto, que sigue hacia alante a tope para llegar cuanto antes al pueblo. Me dice que el trío Loren, Joserdo y Héctor vienen cerca, pero que Joserdo iba un poco apajarao.
Yo no puedo seguir a Alberto: tampoco voy muy bien. El agua y el frío se me han metido en las piernas y casi no puedo ni pedalear, llendo bastante lento. Además, la rueda delantera se vuelve a desinflar y vuelvo a parar a inflarla. En seguida me pilla el trió perseguidor, y me engancho como puedo a su rueda: voy muy justo de fuerzas, pero poco a poco voy encontrando el ritmo.
Llegamos a Manzanares alrededor de las 9 de la mañana, con un poco de retraso con el tiempo previsto, pero empapados y machacados por el esfuerzo bajo la lluvia (para mí, era la primera vez que pedaleaba bajo la lluvia, y no me sentó nada bien). Allí hablamos con Alex, que está 50 km por delante, y decidimos no seguir con la aventura porque vemos en el tiempo que tenemos lluvias constantes todo el día.
Así, tristes y fracasados como buenos x-tension, abortamos la misión, dejando el reto pendiente para mejores fechas (cuando volvamos a tener ganas de intentarlo, jeje). ¡Otra vez será!

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